Quieren rock: muerte y retorno del look festivalero
Fui invitada por Heineken al Primavera Sound y me sorprendió que la gente no se vistiera de más. Para bien.
*Pola, autora, editora, correctora —muy mala, por cierto— y fundadora de Moda & Champagne, tuvo un año movido. Se accidentó en enero y pasó meses con un cuello ortopédico, empezó a dar clases en la universidad, leyó muchos libros y escribió en uno, se separó de su pareja de años, obtuvo su título de Master y ahora es obligatorio llamarla dottore, trabajó con marcas de moda, de belleza, de alcohol, viajó, sumó seguidores y luego los perdió, escribió notas, gacetillas, guiones y hasta una campaña de perfumes protagonizada por Emmanuel Horvilleur, hizo amigos, seguramente algún enemigo, no fue invitada al Martín Fierro de la Moda, tomó café, adoptó una ballena, hizo un voluntariado, pasó a formar parte de la comisión joven de la Asociación Amigos del Bellas Artes, dejó de hacerse las uñas en gel, habló en la Feria del Libro, en la radio, vio a Joaquín Sabina en su despedida, le rompieron el corazón, lloró, celebró, miró ropa, la probó, la compró, se la regalaron, fue a exhibiciones de arte, al teatro, al cine, adoptó una cachorra, tomó agua con gas, sacó fotos, videos, se maquilló y cantó Turf, a los gritos, en el Primavera Sound.
*Se recomienda leer con la voz de Morgan Freeman para más placer
Ahora soy yo otra vez. Sigamos.
El festival se dividió en dos fechas —sábado 25 y domingo 26 de noviembre— y contó con un headline que, según los que saben de música, fue un lujo. Nombres como The Cure, Blur, Pet Shop Boys, Weyes Blood, Vinocio, Evlay, Conociendo Rusia, Dillom, El Mató a un Policía Motorizado llegaron en mensajes imperativos y amenazantes de mis amigos que me obligaban a verlos. Pero la misión era otra.
A sabiendas de mi escasa formación musical, Heineken me invitó a título oneroso al Primavera Sound para que hiciera un scouting de gente con estilo. Condensar el look de los asistentes, señalar las tendencias, hacer coolhunting, puede llevar el nombre que quieran. Bajo la excusa del trabajo, dediqué el fin de semana a pedirle fotos a desconocidos, tomar cerveza, sentarme en el pasto y asistir a solo dos de más de cuarenta shows —Dillom y Turf—.
En un momento de debilidad (nos bajó la presión), junto con mi amigo Pablo, un porteño neurótico que odia las acumulaciones de gente y colecciona camisetas de fútbol, nos sentamos a reflexionar sobre la tarea y llegamos a una conclusión: no hay tal cosa como un look festivalero en el Primavera Sound. O bien, digamos, sí lo hay pero no cumple, como en otros eventos, un rol ornamental, expresivo, fotográfico, viral.
Digamos que si una consultora un tanto particular tuviese mucho tiempo libre y buscase estudiar en qué ubicación del espacio-tiempo se congregaron más personas con shorts —de jean, deportivos—, remeras negras —lisas, con estampas poco novedosas— y zapatillas, probablemente obtendría la fecha y las coordenadas del Primavera Sound.
Bueno, capaz es una exageración.
¿Se entiende lo que quiero decir?
Ojalá que sí.
Entonces, si bien esto debería haber supuesto una complicación para cumplir con mi contrato con Heineken:
a) tampoco era tan difícil, no sé por qué me victimizo;
b) me divertí más que en cualquier otro recital/festival/evento musical al que haya asistido;
c) todos parecían estar pasándola tan bien como yo, cosa que me brindó la certeza de que la fórmula shortremerazapatilla (± pantalón de jean) era parte de la felicidad.
A riesgo de sonar demodé, trillada, snob o peor, optimista, hacía tiempo que no tenía la sensación de encontrarme en un lugar con bajos índices de postureo, poco uso de redes sociales y personas sin maquillaje ni dolor en los pies. Gracias a esa comodidad —física, atmosférica— que adopté sin saberlo, pude saltar mientras cantaba Magia Blanca sin pensar en una posible exhibición indecente y me emocioné al oír a Dillom homenajear a Charly García con la tranquilidad de no tener máscara de pestañas.
Entre otros descubrimientos, también llegué a la realización de que, por algún motivo, últimamente ando por la vida con ínfulas de rockstar y que, seguramente por una razón similar, cuando eso ocurre suelo sentirme atraída a las estéticas, estilos y apariencias que responden a ese ¿estereotipo?.
Por eso, y dándole fin al preámbulo, les presento a algunas de las personas con estilo que vi en el Primavera Sound. Santé!
Gracias por leerme. Estoy siempre en Instagram, Twitter y en pola@revistapola.com. Gracias Heineken por acompañarme en esta entrega. Encuentran el video de la cobertura en este link.